LA
PROCLAMA
Aun cuando mis ojos están lastimados
y sólo me es posible entreabrirlos,
puedo verlo todo muy claramente:
Viene llegando de todos lados
una pacífica proclama ferviente
contra las macabras fuerzas de estado
y el cinismo de sus dirigentes.
El pueblo se está organizando
y hoy sentencia con rabia justa
que quienes lo están masacrando
e imponiéndole guerras vetustas,
caerán de su trono de mando
porque las gentes ya no se asustan.
Y no lograrán los violentos
que tiran la piedra y esconden la mano,
silenciar los terribles lamentos
que dejan las muertes de hijos y hermanos.
Hacen más ruido los argumentos
que el estallido de los tiranos.
