Mujer maldita (Una habitación propia)- Ensayos y Reseñas

MUJER MALDITA,
(Una habitación propia- Virginia Wolff) 

"Escribid, mujeres, escribid que durante
siglos se nos fue negado"
Virginia Wolff.
  

Muchas son las reflexiones que puede dejarnos la lectura de este, uno de los textos más recordados de la célebre escritora inglesa, Virginia Wolff (1.882- 1.941), destacada como una de las pocas mujeres que tuvo la posibilidad de publicar durante el modernismo literario, y reconocida como una de las principales figuras del vanguardismo y el feminismo anglosajones del siglo pasado.

Este famoso ensayo, desarrollado a partir del postulado “La mujer y la literatura”, nos sitúa en la estancia de su autora en dos universidades femeninas de Cambridge en 1.928, durante un ciclo de charlas alusivas al tema, para lo cual fue convocada como conferencista; y está nutrido con el uso frecuente de imaginarios especulativos de múltiples situaciones y personajes paralelos, que perfectamente podrían encarnar la realidad de la mayoría de las mujeres que, previa, simultánea e incluso posteriormente, se hubieran atrevido a escribir.

Por medio de sus relatos y cavilaciones, Virginia pone sobre la mesa el tan polémico tema de la influencia de la tradición machista, en todos los aspectos de la sociedad y la cultura; haciendo especial énfasis en todo lo que llevaban a cuestas las mujeres que con tanto esfuerzo lograron hacer parte del gremio literario de la época, y las muchas otras que quedaron relegadas a la obligada inexistencia, al olvido o al anonimato. “Todos los géneros literarios más antiguos ya estaban plasmados, cuando la mujer empezó a escribir”, “Casi sin excepción se describe a la mujer desde el punto de vista de su relación con los hombres (…) de ahí, quizá, la naturaleza peculiar de la mujer en la literatura” (p. 56 y 60).

Así mismo, nos refiere al escenario en donde haber nacido mujer, podía llegar a ser una maldición insoportable para los espíritus creativos, y el mayor impedimento, quizá, para poder desarrollarse como individuos: “Sin embargo, ardía en ella el genio del arte, un genio ávido de alimentarse con abundancia del espectáculo de la vida (…) -¿quién puede medir el calor y violencia de un corazón de poeta apresado y embrollado en un cuerpo de mujer?-” (p. 37); aclarando entonces, que las pocas voces femeninas que dentro de la literatura se escuchaban, habían sido, como la de ella y según los estándares del momento, las de mujeres privilegiadas.

De esta manera, mientras el texto se va desarrollando, la autora comparte brillantes postulados que se quedan grabados en la mente de quien tiene el gusto de leerla, acercándose también al trabajo literario de algunas otras escritoras, para poder exponer más claramente todos los matices ocultos tras las letras que afloraban del alma de estas autoras: “Una acidez, resultado de la opresión, un sufrimiento enterrado que late bajo la pasión, un rencor que contrae aquellos libros, por espléndidos que sean, con un espasmo de dolor.” (p. 54).

Finalmente, a medida que este esplendido escrito va concluyendo, Virginia Wolff aprovecha para elevar una sutil proclama, suficiente para animar a escribir y no desfallecer, a todas aquellas mujeres que hemos encontrado, bien sea en la literatura o en cualquiera de las otras vertientes del arte y el pensamiento, una forma de existencia y un mecanismo de resistencia. “Cierra con llave tus bibliotecas, si quieres, pero no hay barrera, cerradura, ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente.” (p. 55).

De esta manera, nos incita a desprendernos del sesgo machista que por siglos nos ha definido, limitado y determinado, sobreponiéndonos a la perniciosa mirada sexista, y enfatizando que “la poesía depende de la libertad intelectual” (p. 77). Por tanto, toda mujer que busque emanciparse del sistema de sistemas, debe procurar contar con un lugar en donde pueda ser dueña de sí misma, un espacio en donde se sienta libre de pensar y de crear, una habitación propia.