La gozadera de La Temblequera- Ensayos y reseñas

LA GOZADERA DE LA TEMBLEQUERA

  
Se encienden las luces que dan la señal particular del gran comienzo, los bailarines todavía agitados por sus giros esbeltos, buscan un lugar precipitadamente para recibir al delirio que les ofrece la noche.

Un par de golpes caen sobre el cuero de los tambores. Los músicos, vestidos al unísono de carisma y flores, pasean sus ojos sobre las familiares multitudes; todos estamos expectantes.

Unas cuantas palabras y empieza la fiesta. Las teclas pequeñas bailan bajo unos dedos en llamas, el aire caliente viaja por los metales doblados, volviéndose una deliciosa tonada, las cuerdas serpenteantes inician el trance de la gozadera. Y mientras un sabor incomparable azota con ráfagas incansables el éxtasis rítmico de las congas y los platos, cuatro voces perfectamente combinadas, estallan con potente fuerza sobre el magnífico filo de las sensaciones.

Así se vivió el espectacular concierto de la orquesta La Temblequera, con motivo del lanzamiento de su álbum Rumbero,  la noche del pasado sábado 31 de agosto, en uno de los puntos de encuentro salsero más reconocidos de la capital: Son Salomé Bar, un lugar perfectamente dispuesto para hacer pasar a sus asistentes una noche inolvidable.

Por su parte, la agrupación oriunda del municipio cundinamarqués, Chía, además de ofrecerle al fascinado público una excelente presentación con músicos tremendamente virtuosos en vivo, dio cuenta de su gran profesionalismo no sólo con el original repertorio que interpretó, sino con su notable interés por conectar directamente con las necesidades y gustos específicos de todos sus espectadores.

Y aunque el evento coincidió con el reconocido homenaje a la música ofrecido por el festival gratuito Colombia al Parque, celebrado en el Parque Simón Bolívar con la participación de agrupaciones emblemáticas de talla internacional, como Michi Sarmiento y Su Combo Bravo y Fruko y sus TesosLa Temblequera brindó a los espectadores de Son Salomé una poderosa muestra de humildad y auto gestión. Tal fue el interés de la orquesta por su apreciado público, que se encargó de contratar un servicio exclusivo de buses para recoger y llevar de vuelta a los asistentes que se residieran en los sectores más apartados de la ciudad, mitigando sus dificultades para movilizarse hasta el lugar del concierto.

Ante el explosivo deleite sonoro, la pista de baile se llenó de sutiles pisadas. Los hombros no pudieron quedarse quietos, las caderas disfrutaban contorsionándose. Había placer en los rostros brillantes que unieron su voz al coro conjunto de movimientos; todo el espectáculo fue una catarsis colectiva de sabrosura fresca.

Una descarga de sabor se apoderó de la madrugada Bogotana, haciendo de parques y bares, simultáneamente, escenarios perfectos para el disfrute de todo el esplendor de la salsa, posicionando a La Temblequera, inmediatamente, al mismo nivel de las demás orquestas que iluminaron la noche.

Qué grata sorpresa fue poder encontrar en estos tiempos, una propuesta musical que, en el contexto de la salsa y el formato bailable, se atreviera a hacer una apuesta contundente por la creación diversa de contenidos, desligados de las temáticas y ritmos asociadas a las dinámicas “rosas” que continúan invadiendo nuestros banquetes musicales.

Las letras brillantes y la música nueva, le dieron un preciado sentido al final de la prisa que sacudió la semana. Valió la pena, valió el desvelo, valió el sudor gastado y los pies adoloridos a la mañana siguiente.